sexta-feira, 12 de fevereiro de 2016

¿Cómo lo llevas?

Carne
Qué ¿Cómo lo llevas? Viernes después de Ceniza. Apenas acabamos de comenzar a caminar hacia la Pascua y ya es viernes, el primero de esta cuaresma. Ya sabéis, hoy nada de carne.
Sí, parece una tontería hoy en día eso de la carne. De acuerdo; o no. Pero por qué no le dotamos de sentido. Realmente la obediencia en sí misma puede ser parte del camino de la propia libertad, y curiosamente la primera lectura de hoy nos habla de abrir las prisiones; significativo que las adjetive. No todas las prisiones, ni cualquier prisión: “Abrir las prisiones injustas…” Pues quizás sea buen momento para abrir el cepo de nuestro corazón y combinar ese acto que en nuestro mundo actual nos puede parecer superfluo con algo más. Prescindir de la carne y algo más. Así se lo enseñamos en casa a nuestras hijas; así tratamos de vivirlo en familia. Abstinencia y entrega. Del desierto iniciado el miércoles, desierto compartido, a la entrega.
¿Por qué no intentamos que ese “algo más” sea nuestro ofrecimiento como meros instrumentos? Sí, simples instrumentos. Dejar que Dios nos use, nos utilice. Una buena opción podría ser dejar que el Señor nos use para amar. Que otros sientan hoy el amor de Dios a través de nosotros mismos, de nuestras manos, de nuestro tiempo, de nuestra escucha, de nuestra sonrisa, de nuestra compañía, de nuestro consejo o nuestro silencio, de nuestro abrazo, de nuestra comprensión aunque ni entendamos, de nuestra mirada. Que otros sientan hoy que son importantes para el Señor porque lo son para nosotros. Y con alegría. Si el miércoles se nos reconocía por la ceniza en la frente, que hoy se nos reconozca por la sonrisa, la luz de la mirada y, sobre todo, por ser cauce de Amor.
Yo completaré mi día habitual con el Vía Crucis en mi parroquia y a las 20:30h celebraremos una “cena del hambre”.  Luego, pero muy luego; después, pero mucho después, ya iré pensando en aquello que pueda cambiar, que deba ir cambiando. Hoy prefiero dejarme para el último lugar. Vuelta al silencio, al desierto...

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