sábado, 2 de janeiro de 2016

Paz en las redes



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La palabra “paz” es uno de esos términos que, de tanto usarlos, como en el famoso tema de la Jurado, terminan por romperse, por vaciarse de significado. Le pasa también a “solidaridad” e incluso a “familia”. Palabras con un significado tan alto que difícilmente alguien podría no tenerlas en estima. Y esto es un problema, porque, si en el mismo saco caben desde el misionero que renuncia a su vida para darla, hasta el que despacha su ración de solidaridad anual con un paquete de macarrones en La Gran Recogida, ¿qué es solidaridad? Todos valoramos la familia, pero si a cualquier cosa llamamos familia (muchos incluyen aquí a mascotas varias), ¿qué es la familia?
Cuando nos referimos a la paz, nos pasa igual, a todos se nos llena la boca, pero ¿Qué es la paz? Que no haya guerra abierta en nuestro entorno más cercano no significa que no la haya en muchas partes de nuestro mundo a dos horas de avión. Eso si hablamos de guerra abierta, pero estamos rodeados de numerosas “guerras” donde el odio y la incomprensión campan a sus anchas: en la política, en las relaciones comerciales, en el deporte, en los pueblos y vecindarios, dentro de las familias…
Todas estas guerras ofrecen su reflejo en las redes sociales, auténticos campos de batalla donde los contendientes ajustan cuentas. A veces no hace falta mucho para que salte la chispa en mitad de cualquier tema banal. En su mensaje para esta Jornada Mundial de la Paz 2016, el Papa nos da pistas para trabajar por la paz auténtica, esa que no es sólo una palabra para enmarcar. Nos invita a «no perder la esperanza en la capacidad del hombre de superar el mal, con la gracia de Dios, y a no caer en la resignación y en la indiferencia».

El perfil social de un cristiano debe ser una “isla de misericordia” donde la gente encuentre alguien que se preocupa por los demás, que no es indiferente, que no se resigna ante las injusticias que ocurren a su alrededor, que confía en el otro y le tiende la mano incluso cuando el otro no parece dispuesto a dialogar… Ojalá, en este 2016, cada uno de nosotros pueda ser, en las redes sociales, “instrumento de tu paz”.

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