Es asombroso leer el Evangelio con
significados actuales. Mientras leía el texto de hoy,
resonaba en mí la frase del título: "Inmediatamente dejaron las
redes", como si se tratara no de los aparejos del pescador, sino los
enredos que trae consigo Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, YouTube...
Muchos hoy dejan,
efectivamente, las redes por cansancio, por presión, por
malas experiencias. Pero aquí bien sabemos que se trata de algo muy
diferente, de una llamada, de una vocación, de un requerimiento muy
personal.
Quizá sea también
importante leer, escuchar
esta Palabra hoy entre los iMisioneros. Deja las redes y
ven conmigo. ¿Estamos dispuestos a apagar, a dejar inmediatamente, a
desconectar? ¿Cómo respondemos hoy, enviando un mensaje o con la vida
misma? Dejar, tal y como se pronuncia hoy en el Evangelio, no es tanto una renuncia como
una liberación. Las redes también atan, es una necesidad
dejarse liberar de ellas, ser libre en ellas. ¡Su llamada nos hace libre!
En su conjunto se produce
una transformación que no se nos puede escapar. Hay más redes, que no se
nombran. Las cosas dejan de situarse en primer plano, las personas cobran
relevancia. Detrás de "pescadores de hombres" hay una novedad
inaudita hasta entonces, en la que siempre cabe volverse a mirar. La
persona, no las redes, es lo primero. No yo, sino el otro.
Acompañar al
Maestro en el continente digital conlleva esto, resituarlo todo,
reordenar el conjunto, dar prioridad a lo único importante. La respuesta de
Simón, de Andrés, de Santiago y de Juan reclaman nuestra docilidad y
agilidad. "Inmediatamente" dice hoy mucho, siendo tantas cosas
instantes que llevan a otros instantes. Hablar así con la propia vida, al
segundo y en respuesta.
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