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Aunque la pregunta es buena,
y muchos se la hacen, la respuesta es relativamente complicada. En primer
lugar, diría que son más receptivos a escuchar determinados mensajes que a
otros. En segundo lugar, no siempre las intenciones son igualmente limpias, se
revista de felicidad o libertad o de lo que se quiera. Y los jóvenes, que son
jóvenes por definición, se dejarán llevar más por unas que por otras, igual que
les ocurre a los adultos que tanto se quejan de estos muchachos veleta.
Pero puestos a reflexionar
sobre el asunto diría lo siguiente:
1. Buscan referencias
cercanas, de personas con vidas
atractivas. La gran cuestión entonces es quién y de qué modo
está dispuesto a llegar a ellos. Como siempre y como todos. Pero vida atractiva
no significa lo mismo a los 15 que a los 40 años, aunque compartan algunas
características. Los millenians
se afanan en encontrar referentes de pasión, de intensidad, de
"autenticidad", que cumplan sus cánones, y les haga reír, es decir
que tenga humor.
2. Más vídeos que imágenes. La época de los Powerpoints de
frases y paisajes, que nunca leí y siempre tiraba a la basura, ha evolucionado
hacia otras formas igualmente pobres. Lo que los jóvenes buscan son vídeos,
movimiento, gente que mire a la cámara y hable como si les hablase solo a
ellos, sin discursos preparados al modo como otros preparan sus discursos.
Aunque el escenario sea de lo más cotidiano, una habitación similar a la suya
reflejo del lugar en el que están horas y horas cada día.
3. Sentirse parte, pertenecer. La
pertenencia social se adquiere de muchas maneras, que los psicólogos pueden
explicar. Pero un modo particularmente importante es ver lo mismo y hablar de
ello. Incluso ser de los primeros en verlo para contárselo a los demás
compañeros. Así pueden decir que son de una generación común. Luego que muchos
lo vean será siempre algo a tener en cuenta. De vez en cuando se comparte algo
original de carácter marginal, siendo la excepción de la regla anterior. Lo
importante por tanto es hablar a un grupo amplio y concreto de personas, que en
el fondo están buscando o quieren escuchar algo. Olvidar esto y no discriminar,
es un gran error.
4. Quieren respuestas, sin moldes. Eso es lo que hacen precisamente
los YouTubers más famosos, esos que ven una y otra vez, y que se han convertido
en "solución para sus conflictos" (el entrecomillado es mío). Si
alguna vez te has pasado por algún canal de los que ven, descubrirás que
responden a preguntas de los seguidores, no los dejan al margen, y de este modo
escuchan a una generación entera. Pero sus respuestas rompen moldes, no se
ajustan a la prudencia que cabe esperar en un adulto ni a la distancia
razonable que adopta un educador. Se implican y hablan en primera persona, casi
como si lo estuvieran viviendo, se indignan o se alegran, se pringan... Lo
aséptico no cala en ellos, no son una generación racional.
o al menos eso piensan. Sus redes son "cerradas" y cada vez más han aprendido a seleccionar seguidores, o al menos lo intentan. Hablan para su gente, se comunican con su gente, se dejan ver por su gente. Tienden a seleccionar, aunque se equivoquen en su restricción y apertura. Por eso el whatsapp es uno de sus rincones preferidos, por eso ha calado tanto el chat de Snapchat, por eso el continuo diálogo que establecen a través de la historia de Instagram... Pertenecer a sus redes, con un contenido adulto y serio, es un privilegio. Entablar diálogo sobre sus preocupaciones más cotidianas es un don que ellos hacen a quien quieren, y en el que no permiten que cualquiera pueda estar juzgándolos sin comprenderlos. Aunque huelga decir que un adolescente es siempre alguien que se siente incomprendido, de ahí el especial esfuerzo que hay que hacer en silenciarse a sí mismo y dar cabida al otro.
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