segunda-feira, 25 de janeiro de 2016

Unidos en red para hacer presente al Señor



“…donde dos o tres se reúnen en Mi Nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mt 18, 29)
El Señor quiere que vivamos nuestra fe en red, unidos, interconectados, pero no de cualquier forma. El quiere vernos unidos y reunidos en Su Nombre, para hacerse presente entre nosotros y a través de nosotros.
Pero la red no es un entorno sencillo para los creyentes. Vivimos en una sociedad hiperconectada, desconfiada, desafiante, en la que le ruido mediático oculta a las personas y el marketing suplanta la cercanía entre nosotros. Es fácil conectarse a una red social, pero lo complicado es conectarnos verdaderamente entre nosotros. Recibir tweets Cristianos, puede ser agradable. Compartir enlaces y fotos en Facebook no requiere mucho compromiso. Lanzar algunas fotos en Instagram es divertido y popular. Tener 10.000 contactos en Pinterest está genial, pero ¿Esto es lo que nos pide el Señor realmente? ¿Estar presente en la red es lo mismo que ser una verdadera red de hermanos? ¿Qué sentido tiene, para un Cristiano, estar presente en las redes?
Yo diría que tiene dos sentidos principales: santidad y caridad. Vaya dos palabra he venido a utilizar, las dos están casi desaparecidas de la sociedad en que vivimos. ¡Seguro que hay razones para ello! El Señor nos pide que demos testimonio de Él como fundamento de la evangelización. ¿Cómo hacerlo sin andar el camino de la santidad? ¿Qué testimonio puede dar sin caridad? Si no conformamos una red en Nombre del Señor ¿Cómo podremos hacer presente al Señor en nosotros y comunicarlo a los demás?
Sin duda el cristianismo se puede vivirse de forma tibia e indiferente, pero este cristianismo es más apariencia que realidad. Pensemos en la Parábola del joven rico (Mt 19, 16-30). No le faltaba por cumplir ninguno de los preceptos, pero el Señor le pidió un par de cosas más: “vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo” Ofrecer los dones a los demás puede costar un poco, pero con humildad y confianza se puede hacer. Pero no quedó la cosa ahí, no se trata de ofrecer todo y quedarnos en casa viendo lo buenos que somos: “Luego ven y sígueme”. ¡Vaya! ¿Tenemos que salir de nosotros mismos para seguir al Señor? Esto sí que es un reto dentro de la sociedad que vivimos. Salir de nosotros, unirnos en las redes sociales para ser mucho más que un número, entre los seguidores de una cuenta social. Hacer algo más que compartir mensajes o  imágenes. En resumidas cuentas, aportando a nuestros hermanos todo lo que somos y hacerlo siguiendo al Señor unidos en Su Nombre. Las redes sociales necesitan de misioneros que hagan presente a Cristo a través de sí mismos. Seguro que sentimos que no estamos preparados y puede ser que hasta nos dé miedo pensarlo. Tranquilos, si seguimos leyendo la parábola del joven rico, veremos que los Apóstoles sintieron el mismo vértigo y temor. El Señor confirma que todos tenemos inmensas limitaciones, pero no pasa nada. Dios nos quiere allí: “Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero para Dios todo es posible”.

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