quinta-feira, 21 de janeiro de 2016

¿Realmente evangelizo en internet?



Por el P. Ángel Camuñas, @Angel6792

Me piden compartir mi experiencia en el continente digital como evangelizador. Lo primero que me surge es esta pregunta: ¿realmente evangelizo en este nuevo continente?
Intento responder cómo he llegado a este continente y como empiezo a caminar sin ahogarme en el océano inmenso que supone la red. Por mis años yo soy de aquellos que comenzaron a navegar por la red con los modem que eran lentos y cuyo ruido parecía la maquinaria de un reloj que se atrasaba. Entonces la red me servía para ver noticias, enviar mensajes, ver alguna cita o entrada en Wikipedia y poco más.
El segundo paso llega cuando se puede poner internet en el móvil, ya puedes dejarte guiar por un gps, consultar de forma inmediata, y surgen los servicios de mensajería. Inicio mi primera cuenta en Facebook, luego dentro de un congreso de Escuelas Católicas me uno a Twiter, aunque esta cuenta la he tenido parada durante tiempo. Poco a poco me voy dando cuenta que móvil me empieza a llevar en vez de llevar yo al móvil. Y es entonces cuando me paro a pensar ¿Me sirve la red, tengo que cerrar todas mis cuentas y volver a la era pre- internet? Esos días volví en la biblia: "vió Dios todo lo que había hecho y era bueno" y aquel mandato "creced..." estas palabras de la primera página de la Bibilia me ayudaron y entendí que no debía volver al pasado y tenía que trabajar para conocer mejor este continente digital, aprender en él y usar las muchas posibilidades que nos da para hacer el bien.
Llega el tercer momento, y fue cuando decidí que tenía que intentar llevar el mensaje de Jesús a la red, y empecé a compartir reflexiones en Facebook, algún pensamiento en Twiter y así poco a poco intento llevar la alegría del evangelio en la red, alguna vez compartiendo algo que he leído y me parece interesante, otras veces escribiendo una reflexión o una oración. Pienso muchas veces en aquella frase, creo de la beata Teresa Calcuta: "Sé que lo que yo hago es como una gota de agua en el océano, pero si no hiciera al océano le faltaría mi boca. Ahora estoy convencido que este nuevo continente tiene muchas posibilidades, y he podido comprobar que en medio de la red Dios, nuestro Padre, lleva su salvación a través de nuestra presencia, por eso intento cada día poner una pequeña gota en el océano inmenso que la red.

Un abrazo,
Ángel

Nenhum comentário:

Postar um comentário