El solsticio de invierno y su significación
¿Qué
es Noël?
Noël
es, ante todo, la noche más larga y el día más corto del año. Es la fiesta
del solsticio de invierno, celebrada (bajo diferentes nombres) por nuestros
ancestros, y a su vez, por los ancestros de nuestros ancestros, desde hace
milenios.
Esta
fiesta está perfectamente integrada en nuestra cultura, y nada ha podido
desenraizarla. Es la imagen misma de la eternidad. Es una fiesta espontánea,
casi instintiva. En ella se puede ver la imagen de un símbolo fundamental: la
alternancia de los contrarios.
La
fiesta de la familia
Por
oposición al solsticio de verano cuya celebración es más “abierta”, la fiesta
del solsticio de invierno es más “cerrada”. Es ante todo la fiesta de la
familia, lo cual denota la influencia evidente de la estación: cuando hace
frío los hombres se reúnen y se aprietan alrededor del fuego.
Pero
la palabra “familia” puede entenderse en sentido amplio: clan –comunidad,
familia espiritual (los que comparten lazos comunes). Así, en razón de este
aspecto “cerrado”, íntimo, Noël implica el recogimiento, la dulzura, el don
de sí.
Momento
en el que todo se detiene
La
naturaleza parece recobrar su hálito. No se sabe si el sol volverá. Los
procesos de vida han ralentizado su curso. Noël, fiesta de la esperanza y de
la inquietud.
Los
hombres sustituyen al luminoso astro que no les alumbra, se reúnen para
“ayudarle” a retomar su punto de partida.
Una
antigua tradición quiere que durante los doce días nada “gire” (que la rueca
no hile, que no se lave la ropa).
El
sentido simbólico de este “descanso anual” es claro. Se trata de hacer volver
sobre sí mismo, de hacer un balance, un examen de conciencia, para
recomenzar, como el sol, hacia un nuevo año.
La
fiesta de lo que recomienza
Entre
lo que se cierra y lo que se abre. La certidumbre del eterno retorno: lo que
fue, será; lo que ha sido, volverá. El pasado es la memoria del futuro.
Pero
ese retorno no es una simple repetición. Al igual que la tradición es un
“molde” para las innovaciones, del mismo modo todo cambio tiene en el
interior una estructura idéntica.
El
pasado da ejemplos más que modelos, es siempre el mismo sol y nunca es el
mismo. Es siempre el mismo hombre pero no son nunca los mismos hombres.
La
fiesta del recuerdo
Porque
justamente todo regresa, es necesario acordarse de aquellos que nos han
precedido antes de este solsticio, otros solsticios han tenido lugar.
Solsticios
alegres, pero también tristes, solsticios de bosques profundos, de combates,
de pena, de angustia.
Acordarse
de los ancestros, sin los cuales no existiríamos. Y también de los ausentes,
de los desconocidos. Acordarse, en fin, de los muertos y de los que aún no
han nacido.
La
fiesta de lo que no muere
En
la noche todo parece negro, sin vida. Pero la noche es también promesa. Esta
promesa es su verdad profunda, pues bajo los hielos la vida se presta a
renacer, las plantas a crecer, los arroyos a correr.
Todo
un renacimiento se prepara en secreto. Del invierno renacerá no sólo la
próxima primavera, sino miles y miles de primaveras que le seguirán, y que le
permitirán ser una promesa de luz en lo más negro de la noche.
El
Mañana
Nuestra
época entera es un invierno. No vivimos una página luminosa “solar” de
nuestra historia, sino una página sombría, negra y helada. Vivimos el
“invierno del pensamiento”. Llamamos a la primavera renovación.
En
Noël se festejan los “siempre verdes”. Los árboles que pueden permanecer
siendo ellos mismos, continuar siendo cuando se suceden las estaciones y los
otros perecen. Seamos nosotros también “siempre verdes”. Sepamos permanecer
inalterables y evolucionar al mismo tiempo. Seamos el símbolo viviente de certidumbres
reencontradas. El sol volverá.
Año
aymara 5520
El
año aymara comienza el 21 de junio, en coincidencia con el solsticio de
invierno o “reinicio del acercamiento” del sol a la tierra y con el inicio de
un nuevo ciclo agrícola (nueva época de siembra).
Para
el mundo aymara, el año 5.520 se explica en el desembarco de los españoles en
América, en 1492, cuando comienza un período de regresión, resistencia o la
“era del mundo al revés” o desequilibrio.
El
21 de junio de 2012 comienza el año 520 de la quinta era (una era es igual a
1.000 años). El calendario aymara tiene 13 meses y un día durante 3 años. El
cuarto año tiene trece meses y dos días, que están exactamente calculados en
los 49 coloridos cuadros que componen la, cada vez más popular, whiphala o
bandera indígena.
Este
cálculo de los años proviene de un estudio realizado en Cuzco (Perú), sobre
la base de la teoría del arquitecto peruano Milla Villena, quien a su vez
basó sus estudios en las ruinas de Cuzco (método que también tenían los
egipcios) para marcar el tiempo.
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SALVE DEUS! FAÇAM O FAVOR DE SEREM FELIZES. COMAM E BEBAM; A MESA ESTÁ POSTA! SALVE DEUS
sexta-feira, 22 de junho de 2012
Año Nuevo Aymara
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